Era su primer encuentro, sucedió
en un hotel de Caracas. Quedaron en encontrarse en un café cercano y allí está
ella sentada esperando. Cuando llega, él busca Rosario y ella se entrega a su
abrazo de bienvenida (él no tiene nombre, o mejor dicho, puede ser cualquier
nombre). Ella ha luchado contra esta pasión durante largo tiempo, pero su cuerpo
es traidor y se estremece en forma inmediata cada vez que la toca. No se atreven a decir mucho. Llegan a la
habitación que le han asignado, la 1303. Ha pasado mucho tiempo desde que se desean. Se abrazan, se
besan, es la primera vez. En su excitación, las pantis son arrancadas y vuelan
hasta el piso. Cuando coloca él su mano sobre su monte, de su garganta sale un
gemido reprimido. Finalmente, después de tanto tiempo, él está aquí para
satisfacer su deseo. Su excitación es tan intensa sólo pasando los dedos contra
su clítoris ella llega al orgasmo. Después se calma su respiración, se inclina hacia abajo y mordisquea la oreja
diciéndole: cuántas veces he deseado tu cuerpo. Él pasa la mano por el cuello,
agarra el pezón izquierdo entre los dedos, apretando hasta que se pone duro. Al
oírla gemir, él levanta su cabeza contra su pecho y comienza a morderlo. Ros apretó
su cuerpo arqueado, que se mueve hacia él saboreando la sensación de su boca contra
la suya. Ella grita, cuando sus colmillos perforan su pezón. Orgasmos recorren
su cuerpo de pies a cabeza, dejándola temblando de placer. Antes de que pueda
comprender lo que ha sucedido, él la penetra con su palpitante erección. Está
tan duro y listo que empieza a golpear en ella. Con cada golpe ella le ordena
que le dé más duro. Sus piernas se envuelven alrededor de él abrazándolo.
Arquea la espalda, ella toma todo lo que está dando, y lo desafía para más. Él
agarra el pelo en la mano tirando de su cuello hacia atrás en un ángulo agudo. Ros
rastrilla las uñas por su espalda se mantiene apretada sobre sus muslos,
empujándolo hacia adentro. La carne cumple con la carne, como dos se hacen uno.
Se dan vuelta hasta que ella se sienta encima de él. Clavando los talones en la
cama ella comienza a montar. Ubicado sobre él se siente en control. Ella se inclina
y se frota contra él mientras se balancea hacia atrás y hacia adelante. El
deseo, el calor empieza a subir en ella y pronto se entregará toda para él. Él
le da vuelta y poniéndola en cuatro patas la penetra por detrás. Su ritmo se
incrementa hasta que está tan húmeda que
la verga se le empapa en sus fluidos. Dando un fuerte gemido que él saca su polla
y eyacula todo su trasero. De nuevo acostados, uno al lado del otro en la cama,
se restablece la respiración, y los suspiros de satisfacción llenan la recámara.
Ros cerró los ojos por un momento, al levantarse para limpiar los líquidos que
aún corrían por sus piernas se dio cuenta que estaba sola, no había nadie en la
recámara. Ahora lo entiende todo a la perfección…