Cuando mi boca sabe a tu boca
y tu boca sabe a pecado.
Cuando tu cuerpo empapado
huele a lluvia de Caracas en primavera,
y mi cuerpo huele a la esencia
que en mi piel han esparcido tus manos.
Cuando tu complicidad me reconoce y me acoge
franqueando el límite de tus piernas,
y al compás de tus caderas
mi complicidad te reconoce y te colma
y te llena... y te llenas de mi,
entre besos
y me estremezco en ti,
entre abrazos.
Y se funde la piel en los cuerpos
y se derrite la miel en los labios
y te derramas en mi
y me derramo en ti...
Y entre espasmos, trémulo
henchido de mil caricias,
tu nombre susurro entre recuerdos
esbozando, apenas, una sonrisa.